Sadako Sasaki fue una niña que enfermó de leucemia nueve años después de la bomba atómica de Hiroshima. Estando en el hospital, una de sus amigas le contó que si hacía 1,000 grullas de origami recibiría una bendición de salud. Con esa luz de esperanza se puso a hacer grullas con todo el papel que tuvo a su alcance, lamentablemente sólo logró construir 644 antes de fallecer. Hoy en día existe un monumento en memoria de Sadako Sasaki como símbolo de paz y esperanza en el parque de la Paz en Hiroshima. Cada año este monumento recibe cientos de grullas de papel por parte de niños japoneses.