Letras que permanecen / Vol.1 Teck24 - transito.media

Letras que permanecen / Vol.1 Teck24

La moda de las letras duró un par de años y trajo consigo tanto como se llevó: dinero, talento, atención, farsantes, nuevos exponentes, práctica, enseñanza, nuevos materiales y desinformación. Es así como nos encontramos ante la pregunta ¿Hacia dónde debe dirigirse un instrumento de evolución?

En la primera entrega de esta serie platicamos con Teck24 para tratar de explicar por qué es uno de los letristas latinoamericanos más interesantes y reconocidos.

Antes que nada, ¿sí hubo un boom de las letras?

No sé, al menos creo que hubo un boom de las redes sociales al agrupar temas. Con Pinterest, por ejemplo, me pareció curioso que ponías una búsqueda y aparecía una masa inmensa de información con artistas que conocías y otros que no, pero era una biblioteca muy áspera; nunca vi tantos libros juntos con tanta información como puedes encontrar en Pinterest. Tal vez toda esta información hizo sentir que había un boom. La interconexión hizo más fácil encontrar el tema y llegamos todos como moscas a darnos cuenta de que había algo.

Creo que podríamos definir si lo hubo o no con mi siguiente pregunta, ¿sientes que ahora hay menos interés que hace tres años?, ¿menos imágenes, menos trabajo?

Digamos que yo me interesé en recopilar muchas imágenes hace unos años y ahora ya dejé de hacerlo. Sí sentí que hubo un bajón: me pidieron muchos talleres en Bogotá, que fueron un éxito, y después comenzó a bajar

Estoy convencido de que hubo un interés muy grande por las letras entre 2015 y 2017, testimonio de ello es el surgimiento en este periodo de varios “crews de letristas” internacionales. ¿Qué piensas de ellos? ¿Por qué surgieron? ¿Son útiles?

Creo que surgieron para agrupar, así empiezas a llamar la atención, llega mucho público, llega gente con ánimo de hacerlo bien; otros, sólo para llamar la atención, gente que viene con el boom y que después se va a ir a otro lado.

Siempre es bueno estar conectados, aunque también genera dificultades, obviamente; el hecho de estar juntos siempre va a sacar la humano; es decir, cosas horrendas y cosas muy buenas. Personalmente me beneficié mucho cuando me nombraron embajador del crew de Calligraffiti. Para mí fue muy bueno porque siempre necesitas una visión externa; si te quedas sólo en tu mundo no sabes qué vale la pena seguir haciendo y qué no.

¿Cómo fue tu acercamiento con Niels “Shoe” Meulman y Calligraffiti?

Por Facebook; la cosa fue curiosa: en 2003 yo conocí el trabajo de Shoe y me impactó mucho la calidad de innovación en todos los ámbitos: la técnica, los materiales, el soporte. En algún momento hice un par de murales en los que estaba ya muy presente la caligrafía, y por esos días Niels hizo una selección de 25 embajadores que hicieron la primera exposición de Calligraffiti como movimiento, así que quise llamar su atención, pensé en que si estaban haciendo un movimiento quería participar. Lo etiqueté en dos o tres muros y un par de meses después me agregó por Facebook y me envió un correo para invitarme al grupo: estaban escogiendo a otros 25 integrantes ya a nivel mundial, porque la primera vez se había quedado muy focalizado en Europa.

Estuve en el crew un tiempo y me di cuenta de que era lo mismo que había yo vivido en el graffiti: discusiones de estilo, de que alguien está copiando a otro, se empezaron a subir fotos muy repetitivas a sus redes y empecé a alejarme un poco porque no me entraba en la cabeza el estilo que estaban buscando.

Apenas en enero de este año relanzaron el grupo ya sólo con 12 artistas…

En la página de Calligraffiti había más ruido de la cuenta, y seguro lo sintió Niels y pensó en ponerle más cuidado porque estaban publicando mucho de lo mismo, de un nivel regular y lo bueno estaba perdiendo importancia; entonces decidió filtrar y yo quedé por fuera a la par de que decidí hacerme a un lado y porque mi obra involucra más lettering, que no es exactamente calligraffiti, pero tampoco siento que esto me haya sacado del medio.

Cuando ibas a venir a la expo de Letrismo que organicé en 2016 no te conocía muy bien, y en esas fechas vi por primera vez la intervención que hiciste en un Anubis. ¿Fue en esa época que comenzaste a hacer ese tipo de trabajo? ¿Consideras que tu estilo va por ahí, en la onda de la intervención, el collage y la reinterpretación desde la letra?

Siento que me aburro muy rápido y me muevo, tengo muchas curiosidades. Cuando hice esa intervención fue por la época de Letrismo; me encontré el Anubis en la calle, estaba pegado, sin el rostro y sin los símbolos egipcios; lo vi y pensé que lo podía completar fácilmente, quería que fuera un rostro; esa idea ya la traía en la cabeza, siento que no fue nada nuevo ni innovador, entonces busqué el momento en la noche y en menos de tres minutos ya estaba hecho.

Por ese entonces estaba trabajando muchos murales con Tinta del Río, y su gráfica se influencia un poco por el collage, así que siento que de cierta manera también me influyó y me impulsó aún más a trabajar con esta técnica.

Tu opinión para lo de Letrismo me centró en el tema de la configuración: me hablabas de los mandalas típicos de Calligraffiti, pero yo estaba pensando más bien en llenar formas. Desde que hacía graffiti pintábamos formas con perspectiva y yo acomodaba mis letras a esa perspectiva y las adaptaba a volúmenes, entonces pensé en que lo podía hacer y que me gustaba la idea. Hice las dos piezas para Letrismo y con ellas se despertó mi interés: podía jugar con aerosol, letras, manejo de planos y esténcil.

Al hablar sobre la plástica que va más allá de las letras, ¿en qué momento te empiezas a identificar como letrista, como alguien que hace letras más allá de ser diseñador o collagista?

Siempre me he sentido más artista de graffiti y ése es el título que defiendo porque nací de eso, es la escuela que tengo. Defiendo el hecho de que hay que ser creativo y llevar el estilo aún más allá. Tomo las técnicas del collage, la caligrafía o el lettering porque me llegan, las analizo, las entiendo y me salen.

La firma del graffiti es lo que más disfruto, luego lo configuré a las formas de la letra legible, digámosle caligrafía, y me funcionó; entonces mezclé toda la creatividad del graffiti, el juego con el espacio y el poco respeto a todos los elementos.

Actualmente hago piezas que, aunque bidimensionales, son una especie escultura, porque rodeo volúmenes, entro y salgo de formas, etc. Incluso diría que soy un artista abstracto, juego con direcciones, formas y composiciones.

El graffiti usa como principal vehículo la letra, ¿por qué se toma este elemento?

Supuestamente en sus inicios fue para llamar la atención de la novia, como un: “oye, estoy aquí, pasé por tu barrio”; luego no se lo ponías sólo a la novia, sino a otras personas, así que empezó a ser interesante el “te vi ahí o allá” y muy rápidamente creció el juego de llevar tu firma y ponerla en un lugar al que nadie ha llegado. Es un juego tal vez muy inocente pero que engancha.

¿Y cómo pasa a nuestra generación, a ti en particular, para usarse como un medio de expresión?

La letra es mi contexto, mi materia prima, pero no soy alguien que sólo piense en letras, sino en comunicar, en ideas, en espacios, composiciones; este concepto de estructura lo tengo en la cabeza, no veo las letras como mi única dirección artística.

¿Qué tenemos que aprender de los tags y las bombas? ¿Cuál es su aporte en una visión histórica de las letras?

El hecho de que exigen creatividad propia, o al menos eso es lo que yo y la mayoría resalta; el ser original, buscar algo en ti que sea bueno. Es bonito eso de investigar y hacer tus propias letras porque significa que hay un aporte individual inmenso y un ánimo de ser innovador e impactante; ya después se verá si es bueno o malo, pero eso es un juicio de valor. El juego del graffiti es ése: aunque sea feo, si lo haces mil veces alguien ya lo empieza a encontrar interesante; de hecho dicen algo así como que te conviertes en un artista cuando haces algo millones de veces y pues generas todo un contexto alrededor de eso.

Hablando de la importancia que tiene en el graffiti la búsqueda del spot correcto, ¿qué particularidad buscas?

Hay una anécdota del colegio: llegó un amigo y yo había ido por su barrio, había hecho unas firmas y ahí como chistosa la cosa me dijo un poco molesto: “soñé con tu firma”. No recuerdo bien los detalles, sin embargo eso me marcó, porque hacer una firma en el sueño de alguien es imposible físicamente pero el concepto es interesante, la idea me emociona mucho. Entonces lo que busco es justo eso: ser recordado, poder entender la cabeza de alguien y asegurar un espacio ahí.

Hace poco estuve en un bar en Bacalar en donde había un urinal en blanco; no iba a hacer una cosa grande, no me gusta ser transgresor así directo de los espacios; lo primero que ves directamente de frente cuando vas a orinar es la tubería, una cosa de dos centímetros gris y ahí puse un “Teck24” completamente legible, chiquitito. Unos días después alguien me dijo que lo había visto; es el spot más idiota, el menos fotogénico de todo Bacalar, pero en ese lugar llegué más allá de lo que con cualquier otro mural hubiera llegado.

Mencionas Bacalar, una población en el estado de Quintana Roo. ¿Para ti qué significa este transitar entre ciudades?

De hecho no han sido tantas, he estado en varias ciudades en Colombia, he venido a México tres veces y he ido a Miami. Siento que no tengo el impulso de viajar, aunque si sale la oportunidad, sí me interesa; me gustaría seguir viniendo a México y pasar por Ecuador, Perú, Argentina. Es muy bueno e interesante salir de tu espacio, darte cuenta de que no eres nadie en otro lado, pero al luchar con eso entiendes qué es lo que traes.

El próximo 7 de marzo presentas una exposición en la galería GAMA, en donde estarás interviniendo obras de otros nueve artistas. ¿Cómo es trabajar con el trabajo de alguien más?

Es raro porque estás trabajando con su nombre. Cuando trabajaba con mi crew de graffiti, en Colombia, aprendí a ver lo que me gustaba de otro y trabajar con ello. Actualmente con estas colaboraciones siento que es interesante porque ya hay una chispa que sólo tengo que manejar o manipular para llevarla a algo más allá y hacer que mi mano se note. Lo más difícil de hacer, cuando llegan con obras tan terminadas, como esta vez, es perder el miedo a manipularlas, a que se puedan manchar y a que pasen accidentes y tengas que solucionarlo con esa única obra original.

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