La semana pasada pudimos ver la portada que la revista Vogue (Corea) comisionó a James Jean, artista chino-americano consagrado y reconocido por sus colaboraciones con grandes marcas como Prada y ESPN. Dicha portada muestra algunos de los elementos icónicos de Jean, como grullas, rostros femeninos, flores y la gama de colores que lo ha caracterizado a través del tiempo.
Las ilustraciones rodean a un par de modelos “hechas bolita” en el centro de la composición. Esto nos hace pensar en el objetivo de la colaboración entre la editorial y el artista: ¿En qué momento se identifican como arte y hasta qué punto estas intervenciones tienen una función meramente decorativa?
En la segunda entrega de esta investigación, les compartimos la visión de siete artistas acerca de la legitimidad de este tipo de colaboraciones.
MEDIANERAS – ARG
“Cuando un artista urbano trabaja para una marca muchas veces ésta da línea de lo que puede hacerse o no en una obra. A nuestro parecer, es notable cuando un artista no tuvo libertad en la creación y tuvo que representar aquello que se le indicó. Suponemos que es mucho más legitimo cuando una marca confía en la obra de un artista y le da libertad para expresar lo que desee, aun cuando ese mensaje vaya en contra de la ideología propia de la marca”.
@medianerasmurales
W3RC-MX/EU
“Depende de la definición de legítima. Aquí supongo que el legitimador son los ojos del artista callejero (¿qué no?). En ese caso, las colaboraciones más legítimas se dan cuando la marca apoya las ideas del artista. Es decir el branding es mínimo y los conceptos son el trabajo original del creador. Ahí es donde hay más poder para ambos. En sí, las marcas buscan legitimarse con cierto público y por eso emplean a los artistas para que ganen un poco de autenticidad. Esto ocurre pocas veces, porque típicamente las marcas grandes/globales temen perder dinero, por eso contratan a agencias que se dedican a generar ideas seguras que en realidad son ideas comerciales de anuncios publicitarios, o sea ideas terribles desde un punto de vista sin originalidad”.
@w3rc
ALTO CONTRASTE – BR
“Creo que el límite está en la libertad dada al artista y en qué tanto la marca desea aparecer en la obra”.
@acstencil
GINA KIEL- NZ
“Basados en los orígenes del arte urbano, creo que es inusual que una pieza patrocinada sea reconocida como legítima. Creo que dependería de quién es el patrocinador, si el artista tiene libertad creativa, si la intención detrás del patrocinio es un proyecto de derechos humanos o alguna causa ambiental o pura creatividad por el simple hecho de crear en lugar de alguna forma de apoyo al consumismo; en mi opinión es más probable que así se considere legítimo”.
@ginakielillustration
VERA PRIMAVERA – EC
“Entre arte urbano y publicidad… si una obra fue patrocinada por una marca, el gobierno de turno o una galería y tienen influencia y presencia física en el resultado final, desde mi punto de vista eso es publicidad. Pero si el artista tuvo completa libertad creativa de contenido y forma es una obra del artista en la calle”.
@veraprimavera
TYSA – MX
“En realidad el problema no es la colaboración con las marcas, es el contenido del resultado lo que me hace pensar en legitimidad. Una cosa es decorar y la otra intentar transmitir un mensaje. Una cosa es decorar bonito un espacio y otra transformarlo. Hay mucha idealización sobre trabajar para marcas, y la realidad es que a pocas les importa realmente colaborar, la mayoría parten de estadísticas y un equipo creativo cansado y poco interesado por el arte y por compartir de verdad algo más que dinero. Las marcas a veces no pagan con dinero, sino con mercancía o publicidad: otro punto en el que me doy cuenta de que no valoran nuestro trabajo. Si no hay retroalimentación, no hay conexión de verdad y no hay nada más que dinero. Pienso que no hay que cerrarse a vivirlo jamás porque a veces también hay sorpresas y aprendizajes muy importantes, pero sí hay que aprender a dominar ese lenguaje”.
@tysapaulina
TEK 24 HORAS – COL
“Lo que me interesaría revisar es que la obra como tal corresponda y sea consecuente con el artista. No me interesa quién puso plata y quién no, siempre y cuando la obra sea consecuente con la narración del artista. Por ejemplo, los muralistas mexicanos iban en contra del Estado, pero al final esos discursos los patrocinaba el mismo Estado y se pintaron en edificios del Estado; entonces alguien podría verlo como una incongruencia; sin embargo, yo considero que es saber aprovechar ese impulso, esa fuerza económica y haber hecho que ese discurso trascienda en el tiempo”.
@teck24horas
Espera la tercera parte de nuestra investigación en la que hablamos de los efectos del mecenazgo en el arte urbano.